Rafael Gasset fue el primer ministro de Agricultura de la historia en España y precisamente, una de las primeras cosas que hizo tras ser nombrado fue promover la construcción de un pantano en el paraje conocido como Navarredonda en el término municipal de Fernán Caballero, muy cercano a Peralvillo (término municipal de Miguelturra).Gasset fue nombrado Ministro el 18 de abril de 1900, el 27 de agosto se aprueba por Real Decreto la construcción del pantano y el 27 de septiembre comenzaron las obras. Este pantano que nació para uso agrícola (regaba las tierras de Fernán Caballero y Peralvillo), acabó posteriormente abasteciendo de agua potable a varias poblaciones, entre ellas, a Miguelturra (la concesión fue en 1958 y en 1962 llegó el agua del pantano de forma definitiva a la población). Gasset entró como ministro con una idea muy clara, era necesario dar un impulso al desarrollo de la agricultura y demostrar, siempre y cuando fuera posible, que ello podía llevarse a cabo con la formación de embalses destinados al regadío. Por ello, Gasset, antes de que se aprobara un Plan General (lo que actualmente se conoce como Plan Hidrológico Nacional), eligió libremente algunas obras hidráulicas de rápida, económica y útil ejecución para servir como ejemplo del Plan General. Una de esas obras, la única en la provincia de Ciudad Real, fue el Pantano de Navarredonda.

No es casualidad que este pantano acabara llevando su nombre, el pantano de Gasset; y tampoco lo es que en Ciudad Real en 1915 se comenzara un parque en su honor, el parque de Gasset o que en Almagro se levantara en 1903 un monolito con una inscripción que le homenajeaba por el comienzo de la construcción de 6000 kms. de caminos en los alrededores la localidad (monolito que actualmente se encuentra en la entrada a Almagro desde Ciudad Real). Gasset fue un hombre muy cercano a esta tierra en la que tenía grandes amigos y a la que tenía mucho aprecio.

Miguelturra, la población y sus habitantes, tampoco fue ajena a este hecho; hecho que significaría una gran mejora y unos grandes beneficios para la agricultura en parte del término municipal, concretamente en los terrenos cercanos a Peralvillo.

El martes, 25 de septiembre de 1900, amaneció Miguelturra con un cielo que amenazaba lluvia, con un ligero viento Oeste-Noroeste y con 16ºC de temperatura; mientras tanto, aún resonaba el eco de las cercanas ferias y fiestas patronales en honor de la Virgen de la Estrella y sus habitantes seguían comentando el enorme susto que afortunadamente no se convirtió en tragedia que sufrieron precisamente el sábado, 8 de septiembre, día de la tradicional procesión en honor de la Virgen. En esa época era costumbre hacer una corrida de toros el día posterior al día grande de las fiestas, es decir, el 9 de septiembre. Ese año los toros destinados a la corrida provocaron lo que pudo haber sido un grave incidente. Así lo contaba la prensa de la época: “El sábado último, en el momento de estar en la calle y de regreso para la iglesia la procesión en Miguelturra (Ciudad Real), se escaparon los toros que conducían para la corrida, penetrando éstos en la población y recorriendo las calles más principales. Al enterarse los fieles que iban en la procesión de lo ocurrido y ver a los cornúpetos, hubo infinidad de carreras, sustos, desmayos y bastantes contusos.”

A las 10 de la mañana de ese 25 de septiembre de 1900 el Pleno del Ayuntamiento se reunió, previa convocatoria, en sesión extraordinaria en la Casa Consistorial. Asistieron a la sesión el Alcalde-Presidente, Manuel Fernández Gómez, los concejales Lope Roldán Nieto, Críspulo Díaz-Santos Sánchez, Claudio Fernández Fernández, Ciriaco Rojas, Joaquín Almagro Gómez, Pedro Díaz Laguna, Rufo Roldán Nieto, Agustín Valero Sánchez y Juan Mohino; actuando como secretario, el del Ayuntamiento, Manuel Marina.

Tras abrir la sesión, el Alcalde se dirigió a los presentes comunicándoles que el Señor Gobernador Civil de la Provincia le había manifestado que antes de dar comienzo a las obras del pantano de Navarredonda el gobierno deseaba que se concretaran “las ofertas que han de hacer los pueblos interesados en la ejecución de aquellas”. Es decir, qué estaba dispuesto a hacer cada pueblo afectado en pro de construir el pantano. Al término de Miguelturra principalmente le afectaba la construcción de los canales de riego que provenían del pantano y que pasaban por los terrenos cercanos a Peralvillo.

Así, y tras una pequeña deliberación entre varios concejales, se acordó por unanimidad lo siguiente: “Primero: Que los propietarios de este término cederán gratuitamente al Estado los terrenos que se empleen en la construcción de los dos canales de riego derivados del pantano y que si alguno se opusiera a ello el Ayuntamiento se encargaría de adquirir dichos terrenos para después cederlos al Estado; y segundo: Que con el fin de que no sufran retraso alguno las obras del pantano ya dicho de Navarredonda de las que tantos beneficios habrá de obtener este pueblo, se comunique este acuerdo por conducto del Señor Gobernador Civil de esta provincia al excelentísimo señor Ministro de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas.”

Evidentemente, la decisión no podía ser otra: instar a los propietarios a la cesión de las tierras y, en caso contrario, el propio Ayuntamiento sería el que los adquiriera para cederlos al Estado. Los acontecimientos posteriores les dieron la razón ya que este fue el inicio de la construcción del pantano que inicialmente alivió parte de la agricultura local y posteriormente, y desde hace sesenta años, abasteció y abastece de agua a nuestra localidad.

Este pleno extraordinario no quedó en esa decisión, hubo alguna más muy interesante que desarrollaré en el próximo capítulo.

• Fuentes: Boletín Diario del Instituto Central Meteorológico. «Conóceme. La historia de un embalse en Fernán Caballero» (Francisco Velasco Friginal). Diario de Burgos del 13 de septiembre de 1900. El Eco de Santiago (Diario de Compostela) del 13 de septiembre de 1900. aperos.es. Acta de la sesión extraordinaria del Ayuntamiento de Miguelturra del 25 de septiembre de 1900 (facilitada por Brígida Castellanos Romero)