Este pasado fin de semana se vivió una nueva edición de la esperada comida de hermandad de las Banderas Gremiales del Santísimo Cristo de la Misericordia y de Nuestra Señora de la Estrella. Un evento que, como viene siendo tradición, sirve para cerrar simbólicamente el ciclo de actividades que estas agrupaciones desarrollan durante el año.
La jornada reunió a portadores de banderas de distintas generaciones, desde los más jóvenes que se incorporan hasta veteranos con décadas de participación, así como a familiares, amigos y miembros de las hermandades locales. En un ambiente distendido, los asistentes compartieron mesa, recuerdos y proyectos futuros.
Aunque no se trata de un acto formal dentro del calendario litúrgico, esta comida se ha convertido en un momento clave para reforzar vínculos y recordar los orígenes de esta costumbre gremial que tiene profundas raíces en la historia local.
Óscar Donate, mayordomo de las banderas de la Virgen de la Estrella, y Jesús Mondéjar, mayordomo de las banderas del Cristo de la Misericordia, son los encargados de mantener viva esta tradición y acercarla a las nuevas generaciones. Y es que este año ha vuelto a aumentar el número de abanderados, sobre todo gracias a la gente joven. Niños y niñas que, sin ser una tradición en su familia, se sienten atraídos por el valor cultural y simbólico de esta manifestación.
La comida marca simbólicamente el cierre del año para las banderas, que volverán a sus baúles debidamente guardadas y conservadas hasta el próximo año.