El Club Baloncesto Alucal Miguelturra celebra un emotivo reencuentro

Con menos niebla, más canas y menos fondo físico, pero con la misma ilusión de siempre. Así se reencontraron en la mañana de este sábado los antiguos jugadores, entrenadores y colaboradores del Alucal Miguelturra, que volvieron al Pabellón Municipal Ernesto Arévalo para celebrar un emotivo reencuentro con sabor a baloncesto, recuerdos y buen ambiente.

Una treintena de personas acudieron a la cita. Y es que lo que iba a ser una simple cena acabó convirtiéndose en un día completo de deporte y convivencia, con partido incluido, anécdotas rescatadas y carcajadas de las de antes, que continúan sucediéndose en este gran grupo de amigos.

Eduardo Zurita, impulsor del encuentro y uno de los pilares del club, explicaba que la idea surgió “de juntarse unos cuantos para cenar”. Pero la nostalgia hizo el resto: “Decidimos abrirlo a todos los que habían pasado por el Alucal. Y aquí estamos, recordando todo lo que vivimos… y comprobando que el cuerpo ya no responde igual”, bromeaba.

Zurita recordó los orígenes del club con cariño. “Empezamos sin nada: una pista al aire libre, niebla, frío... Pero teníamos muchísimas ganas. Alucal confió en nosotros y durante veinte años nos acompañó como patrocinador, que no es fácil. Y de ahí nació una familia. Porque esto ya no es un equipo: es una comunidad que forma parte de Miguelturra”.

Entre los asistentes, Julián Díaz y Víctor Manuel López —dos de los primeros jugadores del equipo en su fundación— se reencontraron con el balón y con los amigos de juventud. “Hacía años que no tocaba una pelota”, contaba Víctor entre risas. Julián recordaba cómo fueron aquellos inicios: “Antes entrenábamos donde hoy está la piscina. Al aire libre. A veces había tanta niebla que no se veía la otra canasta. Pero ahí estábamos”.

Ambos recordaban también aquellas cañas después de los partidos, los viajes para jugar en pueblos cercanos y la sensación de familia que todavía perdura. “Éramos un grupo muy unido”, decía Julián. “Terminaba el partido y seguíamos juntos, comentando las jugadas. Por eso hoy emociona tanto volver a vernos”, añadía.

Ramón Peco, actual presidente del Club Baloncesto Miguelturra, también estuvo presente. Él fue uno de aquellos niños que creció viendo jugar al Alucal. “Empecé con siete años en esas mismas pistas. Del Alucal nació todo lo que hoy somos”, explicaba.

El partido sirvió de excusa perfecta para revivir tiempos pasados. Hubo algunas canastas y sobre todo muchas risas y compañerismo. Pero este reencuentro no acaba en la pista. Y es que el día continúa con una comida de convivencia y con ella seguro el recuerdo de las historias de siempre: los viajes, las victorias, también alguna derrota y seguro que tantas y tantas anécdotas acumuladas.

Porque el Alucal Miguelturra fue mucho más que un club. Fue el germen del baloncesto en la localidad, una escuela de valores y una pequeña familia que, dos décadas después, sigue tan unida como el primer día.

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