La Asociación de Periodistas de Ciudad Real (APCR) reivindica hoy, coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa, el ejercicio del periodismo como actividad esencial en el seno de un entramado social que, cada vez con más asiduidad, protagoniza faltas de respeto hacia los profesionales de la información, los fotoperiodistas y comunicólogos de la provincia, como está ocurriendo, también, en este tiempo de pandemia.
Aunque conscientes de que conocer y evaluar el verdadero estado de la libertad de prensa en España y en el mundo escapa a la esfera provincial en la que desarrolla su actividad, la APCR quiere llamar la atención acerca de los crecientes ataques que sufren quienes asumen cada día, por vocación y convicción, la tarea de informar sobre lo que acontece en la provincia de Ciudad Real.
En este sentido, la APCR recoge la preocupación del colectivo sobre las condiciones en las que los periodistas son convocados para trabajar, en plena pandemia y ahora, cuando aún no hemos vencido a la COVID-19, con el consiguiente riesgo para su salud y la de sus familias. A este respecto, recuerda que es conveniente un estricto cumplimiento de las recomendaciones que contiene la Guía de Buenas Prácticas que elaboró la APCR en colaboración con el Colegio Oficial de Médicos de Ciudad Real y una valoración previa de las convocatorias de prensa para evitar situaciones de riesgo y una banalización de la información.
En este sentido y como representante de un colectivo que presta una actividad esencial, la APCR reclama una mayor atención para los profesionales de la información por parte de las autoridades sanitarias, con el objetivo de que puedan desarrollar su trabajo lo más protegidos posible contra la COVID-19.
Además de insistir, una vez más, en denunciar que la precariedad laboral de quienes ejercen el periodismo merma la capacidad de los profesionales de la información y desacredita a las empresas para las que prestan sus servicios, la APCR rechaza el incremento de las restricciones al libre ejercicio del periodismo, que se concreta, en un uso cada vez más frecuente de vetos.
También se producen comparecencias con preguntas limitadas o no se pueden formular, amenazas a medios de comunicación o intentos de vulnerar el secreto profesional. Remarca, no obstante, que nada de ello es comparable a que se pierda la vida por el mero hecho de informar sobre realidades de interés y trascendencia que permanecen ocultas, como ha ocurrido recientemente en Burkina Faso. Los asesinatos de periodistas, fotógrafos y cámaras, como los de David Beriáin y Roberto Fraile, constituyen el mayor ataque que puede sufrir la libertad de prensa y expresión