«No tenemos por qué vivir con esto». Y aun así, durante casi ocho años, no les quedó otra opción. Insultos y amenazas que se repetían a diario a altas horas de la madrugada. Algo que se convirtió en rutina, a lo que muchos (demasiados quizás) no le dieron importancia y que terminó por afectar gravemente la vida de esta pareja.
Mariano Donate es vecino de Miguelturra. Además, es presidente de la Asociación AMPARO LGTBI+ y responsable de ALEAS IU Castilla-La Mancha. Junto a su marido, Mariano ha vivido un infierno por culpa de la homofobia. «El colectivo LGTBI tenemos muy interiorizado el insulto, el acoso… parece que tenemos el nivel de tolerancia muy alto». Quizás por ello, en un primer momento, no quisieron darle mayor importancia. «Pero llega un momento en que realmente te das cuenta que no tienes que sufrir ni aguantar nada como esto». Así, lo que empezó una noche cualquiera, sin razón aparente, ha conllevado finalmente una sentencia de prisión y una orden de alejamiento. Bendita orden de alejamiento. A pesar de todo, para llegar a este punto, Mariano y su marido han tenido que vivir momentos realmente desagradables. «Miedo. Lo que teníamos era miedo», comenta Mariano. A pesar de que, como él mismo cuenta, algunos les tranquilizaban y les decían que no se preocuparan, que no les iba a hacer nada. «No, perdona, ya lo está haciendo», expresa Mariano Donate.
Tras más de 20 años viviendo en este domicilio, los hechos comienzan hace ocho, cuando su actual marido se va a vivir con él. Aunque no es hasta un año más tarde cuando deciden poner la primera denuncia. No sirvió para nada. Fue archivada, ya que no se consideraba que el sujeto en cuestión hubiera cometido ninguna falta, amparándose entre otras cosas en una supuesta libertad de expresión. Y es que la policía era una habitual en la puerta de la casa de este matrimonio. Pero de poco servía, puesto que entendían que lo único que estaba haciendo esta persona era molestar a los vecinos, con lo que le disuadían y, minutos más tarde, era aún peor.
«Maricones de mierda. Aquí viven maricones. Os voy a meter un palo por el culo». La situación se alargó en el tiempo. Hasta que hace apenas dos años, seis años más tarde desde que comenzara esta pesadilla, una nueva denuncia prospera. Y lo hace por dos motivos. El primero, un vídeo que el marido de Mariano Donate grabó una de tantas noches que tuvieron que soportar los insultos y amenazas bajo las ventanas de su casa. Y, el segundo, gracias a una jueza que, tras ver tan solo un par de minutos de dicho vídeo, detuvo el juicio. La magistrada tuvo claro que lo que estaban viviendo Mariano y su pareja no era tan solo una falta administrativa, sino que podía llegar a ser un delito.
Ya entonces la jueza impuso una orden de alejamiento preventiva entre el acusado y el matrimonio. Y por fin, hace un mes, la sentencia reconocía el delito de odio por amenazas e insultos. Una sentencia en la que se reconoce que estos hechos han ocurrido de manera reiterada y en la que se imponía de nuevo la orden de alejamiento, un ‘seguro de vida’ que es, sin duda, lo que más valoran Mariano y su marido de esta sentencia.
Ambos han sufrido problemas psicológicos derivados de esta situación. Incluso las relaciones familiares se han visto afectadas. «Mis sobrinos no querían venir a mi casa por si se lo encontraban. Les daba miedo». «Hay un momento en el que realmente eres consciente de que te está limitando tu propia vida en tu propia casa. Porque al principio era como aceptar que, como soy homosexual, tengo que sufrir esto, porque son cosas que conlleva el ser homosexual. Y no, no es así».
Mariano y su marido respiran aliviados tras la sentencia gracias a esa orden de alejamiento y a que la jueza reconoce que los hechos han sido reiterados en el tiempo. Y es que esta sentencia reconoce el delito de odio. «Yo creo que, cuando alguien está sufriendo amenazas o insultos por su orientación sexual, es importante denunciar. Es importante denunciar porque la sociedad, la administración y la justicia deben entender que si una persona pone una denuncia porque le han dicho ‘maricón’, es porque esa persona está sufriendo un acoso, está siendo maltratado. Y es lo que debe de entender la sociedad. Lo importante es que la gente lo entienda, lo vea y no se calle. Que denuncie. ¿Que es muy complicado de demostrar? Sí. Si no tienes alguna prueba física es difícil. Nosotros tuvimos la suerte de contar con la grabación. Pero que denuncien».
«Es importante animar a la gente a que denuncie, hay que hacer valer tus derechos, nadie tiene por qué vivir con algo como esto. Muchas veces desde el colectivo pensamos que situaciones como estas son normales. Y no, no es normal», concluye Mariano Donate.