El efecto más inmediato del cambio de hora es que amanecerá y anochecerá una hora después, por lo que dispondremos de más tiempo de luz solar por las tardes. Ello suele beneficiar a los negocios de ocio como la restauración, si bien este año tendrán que esperar al levantamiento de las medidas contra la propagación del coronavirus para percibir las consecuencias favorables del cambio horario. Desde este sábado 27 los relojes han adelantado una hora. Muchas personas se preguntan el por qué de este cambio de hora.
El cambio al horario de verano suele tener efectos molestos (en forma de insomnio, somnolencia, irritabilidad o mareos), sobre todo en niños y ancianos, que este año pueden verse agravados por el confinamiento. Se han realizado muchos estudios acerca de sus consecuencias, aunque ninguno de ellos ha aportado resultados concluyentes.
Lo que sí es un hecho es la alteración del sueño debido al cambio de hora, ya que el horario de trabajo sigue siendo el mismo aun habiendo dormido una hora menos. La ruptura de la rutina del sueño provoca un efecto similar al del jet-lag, o un aumento de migrañas.
Estos efectos, sin embargo, se verán este año distorsionados por la limitación de la libertad de circulación establecida en las medidas extraordinarias adoptadas contra el coronavirus.
En todo caso, los humanos no somos los únicos que sufrimos el cambio de hora. Se investigan también los problemas que pueden afectar a los animales, sobre todo los de granja. El cambio horario altera las horas de alimentación, por ejemplo en los cerdos, provocándoles ansiedad. También modifica las horas de ordeñar a las vacas (se les extrae la leche cada 12 horas), lo que provoca pérdidas en el total de litros obtenidos al final del día.