Un numeroso grupo de jóvenes de la parroquia de Miguelturra, acompañados por otro grupo de la parroquia de San Rafael de Alcázar de San Juan, participaron la semana pasada en el Jubileo de Jóvenes en Roma, una experiencia espiritual y comunitaria que ha marcado profundamente a todos los asistentes. Este encuentro internacional, lleno de emoción y fe compartida, permitió a los jóvenes vivir una experiencia única de comunión con la Iglesia y con el mensaje del Evangelio.
La peregrinación comenzó con un largo viaje en autobús, que supuso no solo el inicio de una travesía geográfica, sino también un camino interior hacia el encuentro con Dios. Durante los días posteriores, los jóvenes participaron en múltiples actividades organizadas en la ciudad eterna: celebraciones litúrgicas, catequesis, momentos de oración, visitas culturales y convivencias con otros grupos juveniles procedentes de distintas partes del mundo.
El momento culminante del Jubileo tuvo lugar durante el fin de semana en Tor Vergata, un espacio emblemático para la juventud católica, donde el Papa León XIV presidió una vigilia de oración y posteriormente una Eucaristía multitudinaria. En ambas celebraciones, el Santo Padre dirigió palabras llenas de aliento y verdad a los jóvenes, animándolos a no tener miedo de seguir a Jesús, a ser testigos valientes del Evangelio y a convertirse en sembradores de esperanza en un mundo herido, necesitado de amor y unidad.
Uno de los gestos más simbólicos de la peregrinación fue la presencia visible de la bandera de Miguelturra en Roma. Este emblema no solo representó al grupo de jóvenes asistentes, sino que se convirtió en un signo de identidad y compromiso. La bandera ondeó como testimonio del deseo de estos jóvenes de dejar huella, de mostrar que desde su pequeña comunidad están dispuestos a responder al llamado de Cristo y a construir un mundo más justo, solidario y fraterno.
Esta experiencia vivida en Roma no termina con el regreso a casa. Por el contrario, marca el inicio de una etapa nueva en la vida de fe de estos jóvenes. Por ello, desde la parroquia se recomienda continuar con el acompañamiento pastoral, crear espacios de encuentro y reflexión, y dar protagonismo real a los jóvenes en la vida parroquial. Además, se subraya la importancia de fomentar la participación en actividades eclesiales a nivel diocesano e internacional, que ayuden a reforzar el compromiso cristiano y la vivencia comunitaria.