En un mundo lleno de guerras y catástrofes, en mitad de la oscuridad, siempre hay un rayo de luz que da lugar a la esperanza. Y es que quizás las causalidades existan, o quizás no. Pero para Raquel sin duda el destino puso en su camino a Manolo. «Es mi ángel», afirma Raquel nada más encontrarnos con ella en la puerta de su casa.
Izan es el segundo hijo de esta mujer, natural de Valdepeñas pero residente en Miguelturra por motivos laborales. Nació el 26 de octubre del 2024 con 2,400kg y, además, lo hizo con un pequeño problema de salud. «Mi hijo nació con una vena que a todo el mundo nos pasa por detrás de la garganta y a él le pasa por delante. Son niños que se ahogan con mayor facilidad y hay que tener más cuidado. Luego tendrán una vida normal, pero hasta que se desarrollan son propensos hasta el atragantamiento», explica Raquel.
Con tan solo ocho días de vida y mientras Raquel le daba la toma, Izan se quedó sin respiración. Raquel, auxiliar de enfermería de profesión, estaba sola en casa. Su marido y su hijo mayor no estaban. «Yo he visto muchas cosas en el Centro de Día, pero me quedé bloqueada», explica. Llorando, Raquel salió a la calle pidiendo ayuda: «¡Auxilio, mi hijo se muere!». Y es que Izan no respiraba, estaba morado, inerte, «estaba totalmente muerto». «Llamé a todos los vecinos y nadie salía, porque estaban trabajando. Y gracias a Dios que me encontré con él», afirma mirando a Manolo con una sonrisa en la cara.
Manolo estaba en la calle junto a su amigo Jose, que no supo qué hacer con el niño y en seguida llamó a emergencias. Pero fue Manolo el que no dudó en coger al niño. «Yo reaccioné como había visto en la tele. Lo puse boca abajo en mi brazo y empecé a darle golpes», explica. En ese momento, Raquel sólo era capaz de preguntar si el niño respiraba, estaba totalmente bloqueada. «Es que mi hijo recién nacido estaba muerto», comenta.
Tras casi cinco minutos de agonía, en los que el niño estuvo sin respiración, Izan volvió a la vida. «Después de darle el niño a Manolo, en seguida reaccionó. Empezó a respirar, empezó a llorar y recuperó su color», explica Raquel. Tras avisar a su marido, ambos acudieron con el pequeño a urgencias, pero Raquel ya estaba tranquila. Allí le explicaron que muchos niños mueren porque se ahogan y no sabemos reaccionar, sin embargo, «Manolo hizo la maniobra de forma perfecta, porque en el Centro de Salud explicaron lo que había que hacer y era tal cual lo hizo Manolo» aquella mañana, cuenta Raquel.
Esta madre tiene claro que Manolo le salvó la vida a su hijo. «Cuando salí, yo creía que mi hijo estaba muerto. No voy a tener vidas para agradecerle lo que ha hecho con mi hijo. Le ha salvado la vida. Si no llega a estar él, yo creo que se hubiese muerto», afirma de manera contundente. «Cada vez que le veo me da mucha alegría. Para mí Manolo ya es una parte de mi familia. Siempre se lo recordaré a mi hijo», añade.
Y es que Raquel lo tiene claro: «Le voy a dar las gracias mil veces y me va a faltar vida. Para mí es un ángel», concluye la madre de Izan que, aunque ahora tiene poco más de dos meses y no sabe muy bien qué ha pasado, cuando crezca sabrá que una vez tuvo un ángel de la guarda que le devolvió a la vida.
Dios premie a Manuel esa acción.
Soy de Algemesi, y tengo la gran suerte de conocer a Manolo, y doy fe de la GRAN persona que es.