La Semana Santa de Miguelturra ha comenzado con una gran participación ciudadana y protagonismo infantil, en un arranque marcado por el buen tiempo y el arraigo de las tradiciones. Las primeras estaciones de penitencia, celebradas el Viernes de Dolores y el Domingo de Ramos, han contado con la asistencia de numerosos fieles que llenaron las calles del municipio.
La primera cita fue el pasado Viernes de Dolores, con la tradicional Procesión de las Lamparillas, en la que la imagen de Nuestra Señora Dolorosa de la Soledad fue trasladada desde la Ermita de la Soledad hasta la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, donde permanecerá hasta el Viernes Santo, cuando volverá a procesionar en el Santo Entierro. Como es costumbre, los niños y niñas de la localidad portaron sus lamparillas, acompañando con devoción a la Virgen en este emotivo recorrido que estuvo ambientado musicalmente por la Asociación Amigos de la Música de Santa Cruz de Mudela.

Solo dos días después, el Domingo de Ramos, la procesión de Jesús entrando en Jerusalén, popularmente conocida como la Procesión del Borriquillo, volvió a reunir a cientos de familias miguelturreñas. Organizada por la Hermandad de San Antón, debido a que la imagen titular no pertenece a ninguna hermandad concreta, la procesión comenzó tras la misa de campaña y la bendición de palmas y ramas de olivo celebrada este año, como novedad, en la Plaza del Cristo.
Desde allí partió un cortejo repleto de fieles, muchos de ellos niños con sus palmas, que recorrieron las calles del municipio acompañados por la Agrupación Musical Santísimo Cristo de la Piedad. Todas las hermandades de Pasión de Miguelturra estuvieron representadas en el cortejo, como también sucederá el Domingo de Resurrección.
La procesión finalizó en la Ermita de San Antón, donde la imagen de Jesús entrando en Jerusalén, una talla donada en 1984 por José Gómez Mohíno, podrá ser visitada el próximo Viernes Santo por la mañana.
Un inicio de Semana Santa cargado de emoción, fe y participación ciudadana, con los más pequeños como grandes protagonistas de unas procesiones que ya se han convertido en emblemas del sentir popular de Miguelturra.